domingo, 30 de diciembre de 2012

La herramienta silenciada



Entonces me llamé a silencio. El que nunca te sentó bien. Porque era un golpe al orgullo, despiadado que manejás junto al egocentrismo.
Es fácil hacer lo que plazca, fácil y sano, lo feo está en el manejo de propiedades ajenas, elementos sensibles que son pertenencia de la otra persona. La trampa tendida. Las dulces palabras para agregar a un servidor más a la lista de virtuosos alimentadores de ego, para esos momentos de vacío que aplacan tu carisma que igual no descansa, ya estaba listo.
Entonces el silencio fue paz. Divina, sanadora y, aunque el paso del tiempo fue haciendo su deber, hay versiones crueles de situaciones paralelas que dentro de su paralelismo comprueban el error de las personas que equívocamente creen que hacen bien al confiar en el impulso provocado por los músculos blandos que, supone, conducen al individuo a un estado de éxtasis emocional.
El golpe al orgullo del orgulloso y auto-proclamado sufrido y antagónico ser de las divinas glorias luminosas humanas, golpea con fuerza encantadora (no lo negaré, ni creo estar descubriendo nada) y concluye en el despojo de las opiniones lindas y basadas en el pleno contexto vívido de la historia que en verdad pasó en el cuento sin nombre.
Entonces el silencio, al que me llamé, fue convertido por vos en palabras equivocadas, para que todos entiendan todo al revés, o sepan sucesos muy lejanos a todo lo que en verdad aconteció en nuestro error.
La frase de los dos conejos es cierta y siguiendo su consejo me he puesto en plena campaña de decisión obligada, pues entendí lo que quería decirme el músculo blando. Nos equivocamos, elegimos mal, nos dejamos llamar por el encanto de palabras jamás escuchadas y anhelos de eternidad. Y es valeroso, aún pasado el tiempo darse cuenta del error, ya que no es tarde nunca para ese tipo de cosas. Que quede en claro, que el error no fue seguir el impulso, sino que el error fue el mismo motor del impulso.
Entonces me llamé a silencio. Y al comprender tales equivocaciones inevitables o no, y aunque mi silencio diera lugar a ruidos que evocan mentiras para tapar el propio fracaso en el ego del orgulloso, seguiré en mi silencio divino, sanador.
La palabra es una herramienta, y como todo, el humano la usa (para) bien o (para) mal.

martes, 25 de diciembre de 2012

Mendigos de bienestar

Vos sabés qué es
lo que en verdad importa,
aunque falsos idolos
quieran prosperar.

Dejar el hueco libre
y pensar en futuro,
un "abrazáme"
no es mendigar.

Y ese gris contrastado...
(soñar con no soñarlo más)
buscar milagros,
y soluciones divinas.

Pero salir del callejón
no es fácil si no mirás,
y no te mientas con
destellos falsos.

Preparar el asalto y el triunfo,
tareas nuevas, sin practicar,
y abrazos de agua y sal,
mendigos de bienestar.

Se pone pesada la situación,
los imbatibles piensan sin razonar
y llegan a manejar turbiamente,
y dios se olvidó del milagro.

Tu amor te va a salvar
y dejar el gris contrastado
ahora, es mas fácil
(soñaste que no lo soñaste por fin al fin)

Salir del hueco sin medallas,
y un grito al cielo,
perderse es ganar, a veces,
ir deambulando sin tanto oro.

sábado, 22 de diciembre de 2012

Tarde

Ya es de tarde
y mi mente escapó,
todas las cosas que quería pensar,
no tienen tiempo, ni tienen lugar.

Fueron días hermosos,
con el corazón por explotar,
pensar en frases y quererlas cambiar,
como tantas cosas que he de olvidar.

Se calma el momento,
y todo se tira a dormir,
los sueños, anhelos y la verdad,
de a poco se calma y se esconde la necesidad.

Ya es de tarde
y el momento pasó,
ya es de tarde
y afuera está el sol.

Hay excusas falsas
de tener que escapar.

martes, 18 de diciembre de 2012

Acostumbrarse

Te acostumbraste ya
y cambiar de golpe
es mortal.

Una falsa paz
en tu pecho abierto,
que se cierra sin avisar.

Fantasmas grises
sobre tu pecho blando,
presagios de triste llama
que arde sin querer quemar.

Y, verdades que te mienten,
escuelas que no saben enseñar,
una luz de oscuridad,
de tanto soñar tormentas te ahogás.

Nadás, ahogás,
flotás, te acostumbrás,
cambiar de dirección
es jugársela.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Los tatuajes olvidados



Sueño (voz de niño). Sueño.
Googleé sobre el ataúd, dice.
Las manchas de tinta china que te quedaron mal limpiadas parecen tatuajes olvidados.
Otra vez la sintonía filtrándose por las arrugas de mi cerebro. Son pitidos que hacen breves pausas, pero el eco que dejan no permite el silencio absoluto. Me concentré en intentar imaginar el silencio, como para pensar en algo que no sea ese eco. Digamos que del sonido mismo quise crear el silencio, como de una enfermedad creamos los anticuerpos que nos defienden.
Entonces, mi fiebre debería empezar a silenciarse.
El niño, que antes decía “sueño”, ahora solo está en silencio con su computadora portátil, "googleando", sentado sobre el ataúd.
(¿Que será “googlear”?)
Es dulce. Es tierno. Me dice que busca formas para hacer que mis manchas mal lavadas de tinta china, que parecen tatuajes olvidados, se vayan del todo o  se recuerden nuevamente.
¡Una jugada extraordinaria!
¡Un rebote después de un disparo fortísimo, luego una sucesión de disparos que desparramaron a toda la defensa que cuida este triunfo parcial con uñas y dientes!, gritaba excitadísimo el relator del partido que estaba en la tele prendida cerca de mi.
Iba a mostrar la repetición del gol, pero ella apagó la tele.
Sensual, de vestido blanco. Se sentó en el apoya brazos del sillón. Me hizo gesto de que me acerque y me siente junto a ella. De su cartera sacó un algodón y una botella de alcohol etílico.
Es dulce y delicada. Hermosa. Silenciosa. Sus ojos celestes tienen rastros  de tristeza, pero no dejan de ser hermosos. Limpia mi piel. Con atención y cuidado ella limpia mi piel. Es como si limpiara heridas (que lo son, pero heridas no físicas).
Una vez limpio, me sonríe. Se muerde el labio inferior y comienza a liberar sus pechos del escote. Son pequeños y suaves, hermosos. Delicados.
Cuántas cosas hubiera dado por probarlos. Seguramente todo lo que tengo, lo hubiera entregado de a poco, pues, créanme se veían muy adictivos y estoy seguro que después de probarlos por primera vez, iba a querer más.
Pero no pude. El niño había dejado de usar su computadora portátil, también había abandonado su quietud sobre el ataúd y estaba cerca de mí, haciendo garabatos con tinta china sobre mi brazo derecho. Me ensuciaba nuevamente (ahora, teniéndolo tan cerca me sorprendió su parecido conmigo, cuando yo tenía su misma edad).
La chica de ojos celestes me miró confundida, y empezó a alejarse, mientras se desmaterializaba de a poco en el aire, convirtiéndose en viento que golpeaba mi cara y mi pecho.
El chico me miró con alegría incalculada, sonreía bellamente y con algo de inocencia, como si se tratara de alguna travesura suya y sin mover lo labios me decía, retumbando en mi cabeza:
- ¡Ahora vamos a poder divertirnos, je!
Volvió a sentarse sobre el ataúd de madera, y continuó usando su computadora.

martes, 11 de diciembre de 2012

Voz conspiradora



Descarta ilusiones,
construye miedo.
Vuelve de a poco
para no creer.
Se anima al intento,
y no da el brazo a torcer.
En horas extrañas,
palabras confusas,
dictadas al oído
por la voz que te maneja
y te convierte en queja.
Bordeando cráneos,
buscando huecos,
entendiendo mejor,
elegir su salvación,
convence traición,
manipulando motor.

domingo, 9 de diciembre de 2012

No leer


Texto:
Yo te hago el juicio rápido.
Yo te hago el juicio justo.
Yo te digo la verdad tuya sin que vos te puedas enterar.
Yo soy la claridad.
Nunca dudes de mi sentido de la profundidad.
Lo superficial, para mi, es algo que no entiendo,
aunque me guíe por personas llamativas.
Mi chapa de ser amado nunca deja de brillar,
pues es del oro que encandila
con las primeras ojeadas.
(Y funciona bien).
Por eso, y por otras cosas más que te puedo contar,
cuando necesite sentirme amado,
no te olvides que para hacer juicios rápidos y justos estoy yo.
(Y también para encandilar con mis chapas de oro,
sobre un cartón frágil, que se dobla fácilmente,
y cambia verdades por otras verdades, donde se cuenta
la historia incompleta).

(si al terminar de leer usted frunce el seño y pasa a otra cosa sin más, la misión fue cumplida)

martes, 4 de diciembre de 2012

Invencibles



Si los complejos no fueran pesados,
si fueran como agua que cae al piso
y se evaporan al sol.
Si tus ideas no fueran malvadas,
si se fueran yendo del cerebro
en forma de lágrimas.
Si el viento te soplara sobre los ojos,
si no te dejara ver tu tentación,
sería invento todo lo demás.
Si mordiera el cielo en partes oscuras,
si aflojara la asfixia con tormentas
de aguas manantial.
Si cuando todos duermen, caminaras erguido,
si los corto-circuitos dejaran oír la voz,
que no te gusta obedecer.
Los invencibles no lo son porque siempre ganan,
sus cuellos son piedras que no giran hacia atrás.

martes, 27 de noviembre de 2012

Polarizado

Salpicás por varios lados
muestra gratis de lysoform,
la probabilidad del más pequeño
no gana sólo por azar.

Lucecitas de colores
sobre el polarizado,
y en el interior, las flores marchitas
se esconden debajo del polvo.

Un poco de fiebre sentís
(aunque nunca enfermás),
el precio a convenir,
las ideas sin pensar.

Las palabras se quedan,
no importa nada más.
Gracias ángeles, de verdad,
ahora es mi turno de volar.


martes, 20 de noviembre de 2012

El escombro


Vacío, pesado.
El gato del vecino anda llorando por los techos que son golpeados por una brisa adormecedora que alivia el calor.
Una noche de quietudes, un día ha pasado y junto a él la nada. Sólo ideas de caminos indebidos, de particulares tempestades entre líneas que se enciman sin dirección.
Una virtud debería encontrar pero sólo el eco resplandecedor, de esta calma horrible que no entiende el pasar de los días, me abraza.
La odio. Odio su olor y su falsa paz. Mi grito en silencio, en voz baja, las mañanas perdidas, los soles apagados, el escombro flotando dentro de mi, tan libre y liviano, pero tan pesado de quitar.

domingo, 18 de noviembre de 2012

En varias aguas


En varias aguas
Acrílico y aerosol
80x100 cm

jueves, 15 de noviembre de 2012

Chau


martes, 13 de noviembre de 2012

Marquitos (o No soy un psicótico)



Con todo el desencanto posible, veo caras largas todo el tiempo, en todos lados, caras con gestos misteriosos. Nuevas tendencias de ser alguien. Espectros nuevos en la retina de esas caras largas. Quizás sea la moda nueva. Quizás sólo sea un poco de competencia eterna. Nada raro hoy en día, en este instante, en este preciso segundo, pensándolo bien somos todos unos exitistas de mierda, que tenemos miedo de ser menos que aquél infeliz y envidiamos al que tiene cara contenta y ríe de la vida, sin más que teniendo un despertar hacía un nuevo día, lleno de rutina y obviedades.
No nos precipitemos, usted puede estar en total estado de relajación al leer estas simples líneas, estimado lector, pues comprenderá que yo no soy un psicótico. Simplemente le diré que soy Marquitos, así me dicen mis amigos, o los que supongo que son mis amigos. No soy desconfiado, pero creo que por algo se me acercan, sino qué motivo encontrarían, estos muchachos y muchachas para ser cercanos a mi normal comportamiento, el mismo que no puede dar mucho más que la normalidad absoluta. Soy aburrido, pero no soy un psicótico.
Estar en prisión no está bueno, a uno hace que se le aflojen a veces algunos tornillos cerebrales, y se le achique el corazón a un tamaño similar al de un ojo, como ese que me mira constantemente. Detrás de su monitor. Me inspecciona y me sigue vigilando, emulando a las mas costosas cámaras de vigilancia (creyendo que siendo costosas son de mejor calidad), no puedo apartarlo. Me dice sin decir nada que no hay dónde huir, me lo dice en un idioma que no comprendo bien, que no es familiar a mi oído, pero lo entiendo perfectamente con el simple movimiento de parpados. Entenderá, usted, estimado lector que estamos hablando del idioma más universal del mundo, ese que se podría llamar telepático. Que se guía por sonidos fríos que ingresan por la cabeza, escarbando hasta llegar al cerebro y así hacernos entender que su mensaje es directo.
La desgracia de este relato que le cuento es que al no estar psicótico, me llega todo con un poco de interferencia. Entonces, puedo decir que por ahí perdí un amigo importante, el verdadero amigo, en ese ojo maldito que mira y vigila sin descansar. Quizás sea algo así como un dios. Digo algo así, porque creo que yo me acerco mas a esa posición divina. Ya que, como usted habrá entendido lector, todo gira en torno a mí. Como los astros al sol, el dios sol, que todo ve e ilumina. Aunque, el que mas ve acá es ese ojo, gigante y vigilante. Perdí otro amigo, me hizo creer en la confianza de la amistad, y terminó por burlarse de mi buena voluntad de creerlo tan importante en la vida. Por eso no tengo amigos, y los pocos que tengo creo que son por conveniencia, pero recuerde que no soy desconfiado, y claro está, que no soy un psicótico.