miércoles, 20 de enero de 2010

El viento

Esa mañanita la encontró con una sonrisa. Había soñado con lo grande que es el mundo. Había visitado, en su sueño, los lugares mas lejanos, los paisajes menos grises y había conocido gran cantidad de personas con las cuales se encariñó.
Pero ahora estaba terminando de desayunar, el despertador ya la había despertado pasaditas las seis y media de la mañana. Mañana que comenzaba a darle la razón a los pronosticadores del clima que habían anunciado días atrás una fuerte tormenta, y ella se olvido de reparar las goteras de su casa.
Era inevitable recordar esos lugares y esas gentes, esos aires y esos verdes, sobretodo viajando en un colectivo desbordado de gente, camino a una oficina a estar frente a una computadora ocho o nueve horas al día.
Y así paso el día, soñando despierta, y ese sueño no pudo dejar de recordarlo en ningún momento, hasta que llegó la noche al igual que el fuerte diluvio pronosticado. Y recordó. El enero anterior tuvo la misma lluvia, y también tuvo el mismo problema de las goteras.
Y pensó. La tormenta había dado vuelta al mundo, seguramente acompañada o impulsada por el fuerte viento.
Tuvo un plan en medio de su descubrimiento, quizás regalarle algo al viento pueda llevar algo de ella a esos bonitos y lejanos lugares soñados. Y cantó. Le canto al viento una canción jamás escuchada, jamás conocida, ni por ella, ni por nadie, una canción cantada con el corazón, al compás de cada latido, una canción que hablaba de deseos, anhelos, de coraje, de libertad.
Terminó de ver como se iba junto a la fuerte ráfaga, puso baldes bajo las goteras y se acostó a dormir. Pasaron las horas. ¿Quién sabe cuántas?.
Entonces fue que una voz conocida la despertó, le hizo abrir de par en par los ojos. Miró a su alrededor y no se encontraba en su cuarto, ni en su casa, y el sonido de un fuerte viento se le sumo a su desorientación.
Vió una ventana con cortinas y al abrirla no se encontró con el gris de su ciudad, había tanto verde, tanto aire, tantos lugares lejanos. Y finalmente entendió. Estaba viviendo ese sueño soñado y la voz que la despertó,en lugar de su despertador, fue el canto regalado al viento y vió en el horizonte la tormenta que se aproximaba. Y sonrió.

(También se podría haber llamado "La soñadora".)

lunes, 18 de enero de 2010

Fugaz y Eterno

Fue un despegue, un destello, una chispa, un rayo, un impulso, un salto, un paso, una estrella fugaz, un abrir y cerrar de ojos, una confesión, un suspiro, un latido, un sentimiento, una palabra.
Fue así de cálido, de veloz, de fugaz y de inesperado. Pero es para siempre.

lunes, 11 de enero de 2010

Conversación interior

Tuvo una conversación con su propio ser, en donde él, no participaba.
No hay que pensar tanto, recriminó el corazón, lo importante es no atarse a ideas o prejuicios, lo atrapante es saber que la vida que uno vive se va viviendo sin frenos, ni trabas, tratando de dejar espacios en blanco solamente para reflexionar y estar contento (mas allá de la alegría o tristeza del momento) de que siempre se siguen los pasos de los latidos. En mi opinión el problema no es pensar, contestó la conciencia, el problema son los descuidos el no darse cuenta que del otro lado también hay historias vividas, historias pasadas, historias inesperadas que siempre se esperan vivir aunque parezcan imposibles o lejanas, los descuidos para con la otra parte, y sobretodo los decuidos para con nosotros mismos, el no darnos la oportunidad merecida, el no animarse a lo auténtico, a lo fantástico, a lo que quizás nunca esperamos y ahora no queremos que pase de nosotros sin dejar un rastro, una huella, una alegría, una enseñanza. Las manos aplaudieron la conciencia. Porque ellas saben de enseñanzas y de aprender, las manos saben tocar, y después de varios intentos fallidos, aprendieron a detectar cuando otras manos tocan por amor o por diversión, son iguales que los ojos, que de tanto mirar aprendieron a ver, y saben cuando otros ojos esquivan por vergüenza, o cuando miran fijos y embobados de amor, o tristes por algun pensamiento que duele. Luego de un momento de silencio, el corazón admitió que no es descuido, es inseguridad, miedo... miedo de latir mucho y que no sea correspondido, tengo miedo del golpe en la cabeza que me haga bajar y darme cuenta que me equivoqué.
La conciencia aconsejó, que si las manos aprendieron a detectar amor tocando otras manos, y los ojos aprendieron a ver después de tanto mirar, vos tenes que sentir si los latidos del otro suenan en sincronia con los tuyos.

domingo, 10 de enero de 2010

La voz distinta

No puedo escuchar las voces
que hablan por detras.
No puedo entender porque
hablan cuando no escucho.
Se llena el recuerdo de humo,
por algun lado se va a filtrar.

Pienso, imagino y recuerdo
la voz que tomo mas enserio,
la que mas me gusta escuchar.
Aunque no la veo, la espero
siento que suelta mi freno,
el que siempre quise soltar.

A la hora de soñar los sueños,
en las madrugadas que enloquezco,
hay una voz que quiero cuidar.
Y después, qué pasa luego,
algo que no entiendo
sé que me va a abrazar.