jueves, 24 de febrero de 2011

Fuera de Casa (Parte 3)

LV – NDF

El mismo día que All Boys visitaba a Velez en Liniers, las nubes habían sido empujadas por los fuertes vientos del océano y, empezaba a mostrarle a los visitantes (en número creciente) algunos claros en el cielo.

Yo me despertaba al mediodía, me pegaba una ducha y, ponía en mi vieja mochila el libro de Soriano, mi cuadernito “prestado” del laburo (en el cual estoy escribiendo ahora), yerba, mi campera de San Lorenzo y, mi cámara de fotos Canon A-1, y me dirigía a la recepción del hotel a dejar la llave de la habitación 103, y ahí fue donde me la encontré.

Luego de bajar las escaleras una señora sonriente me saluda al pasar, saludo al cual yo respondo con una sonrisa. Ella se da vuelta y me pregunta: “¿Te acordás?”, le respondo que no (mentía). “Del micro”, dice y, si, era la señora de los fúnebres.

Yo me quería hacer el sota, porque no me gustaba la forma en que me miraba con esa media sonrisa, de reojo.

Ella se fue a jugar a algún juego de mesa con otras dos mujeres menos sombrías. Yo me quede pensando en que si en el micro de vuelta ella (por alguna cosa del destino) se sentaba nuevamente al lado mío sería algo terrible, tendría que hablar con ella o, mejorar mi actuación de dormido.

Yo me fui a la plaza. Seguí leyendo el libro de Soriano y saque algunas fotos, las últimas que me quedaban del rollo.

En la plaza había un lindo escenario para un circo, con gradas hechas con tablones de madera sostenidos por troncos de árboles. Me llamó la atención que en el cartel se anunciaba el show a las 22.00 horas y, recordé que la primera noche de mi visita a este lugar se había cortado la luz, los otros dos llovió, por lo que supongo la frustración de los acróbatas.

En la plaza esta vez no estaba yo solo, también había una pareja de mochileros, muy enamorados entre sí, se sacaban fotos juntos, abrazados, besándose y, también solos, cada vez que é o ella se iban a la terminal, a buscar agua o al baño, supongo.

Luego de pasar por la playa, cuando el sol dejaba de golpear fuerte, volví al hotel a cenar una picada excelente, pero antes no voy a saltearme una parte, claro que su humilde, protagonista y narrador tuvo tiempo de distraerse en la playa mirando un grupo de amigas, muy bonitas (esto lo aclaro, nomás, porque se me ocurre pensar que si alguien alguna vez quiere hacer una filmación de estos textos, podrían ser una buena publicidad, ¿no?).

A la noche después de cenar tuve un sueño donde me encontraba con un grupo de amigos y, la pasábamos bien, divirtiéndonos , pero, sin saber porque a las cuatro y algo de la mañana me desperté.

Tuve una sensación extraña, rara, me sentía perdido.

Me volví a despertar a las nueve y cuarto de la mañana. Me duché y preparé mi mochila para ir a tomar unos amargos a la playa. Era todo extraño, no sé porque, me sentí muy observado. Me incomodé. Traté de no prestar atención. Leí en la tapa de un diario que All Boys había dado la sorpresa ganándole a Velez dos a uno en Liniers.

Apareció nuevamente el grupo de chicas lindas, pero, se ubicaron lejos de donde estaba yo. En el mar se dejó ver un arcoíris gigante, entre unas grises nubes del horizonte. Otra lluvia, pensé.

Y, no sólo fue una lluvia, fue una fuerte tormenta, era como si el mar alejaba, repudiaba a los visitantes, los asustó, los alejó de sus orillas, en cinco minutos la playa estaba desierta.

Yo volví al hotel, el chico que se parecía a Soujiro Seta me dio la llave de mi cuarto. Preparé mi bolso, fui a cenar una pizza. En el bar, un viejo con pinta a plata me dijo: “bien, bien cuervito, ¿mañana ganamos?”.

Le respondí que era un partido difícil, pero que yo creía que sí. San Lorenzo visitaba a un complicado Godoy Cruz, en Mendoza.

De pronto, por la calle, se me acerca la señora de los fúnebres, yo cansado de tenerle esa sensación extraña y temerosa, le respondo el saludo firmemente, y ella me pregunta el día que yo regresaba a Buenos Aires. No coincidíamos.

Ella volvía un distinto al mío, me tranquilicé y, me hizo reír con un comentario: “ojalá que no te toque el hombre de atrás, que se hablaba todo”.

Después de una cerveza de despedida, me fui a dormir para tomar el micro que me devuelva a casa. Por temor a perderlo, llegué tempranísimo. En la pequeña terminal me senté a esperar en el banco que me ofreció un perro a cambio de caricias.

Un cambio justo.

No les recomiendo escuchar el tema “Candombito” de Kevin Johansen justo cuando el micro entra a Buenos Aires (o de donde sean), es una patada al alma.

7 comentarios:

Noelia Palma dijo...

Facu, me quedé mucho en silencio cuando leí esto...

voy a decirte lo que pienso: admiro la capacidad de la gente de hilar oraciones, yo sería incapaz-!

siempre me demostrás ser un gran artista, eso es demasiado!

abrazos

Alma naif dijo...

Me encantan las anécdotas de vacaciones, son por lo general raras o divertidas o un poco de todo!!!
Este año, no las tuve, en realidad por querer ahorrar para comprarme una buena cámara de fotos... pero que va... salen fortuna... por ahora no alcanza.
Y en cuanto a los de Godoy Cruz, como buena futbolera que soy, creo que ese dia le ganó a San Lorenzo o me equivoco?
Gracias Facu, por ser el primero en pasar...
Estuve con el blog cerrado y hoy algo me dió ganas de volver a escribir, simplemente lo que sentía.
PD. Me olvidaba... no conozco el tema Candombito pero si decis que es una patada al alma, eso me da mas ganas de ver de que se trata.... (masoquista que es una )
Besotes miles!!!

Con Edulcorante y Al revés dijo...

Y yo soy medio masoquista.. asique el día que vuelva a tus pagos voya tener que escucharlo ;)
Asique ya estás de nuevo en tus pagos? Y qué onda? Habia ganas de volver o de quedarse?

Hace poco cuando estuve allá conocí a un porteño que se vino al fin de semana siguiente de yo volverme, para visitarme..
Y el día antes de irse andaba callado, medio melancólico y así.. Asique le pregunté:
- "Che, que onda vos? Qué te pasa?
- No me quiero volver.. Buenos Aires me vuelve loco..
- No te querés volver allá? O no querés irte de acá?
- Cuál es la diferencia?
- No querer volver a un lugar, y no querer dejar un lugar..

Todavía no me contesto..

Besos Facu, ahora te agrego, tengo un cuelgue terrible jajaja

Lucía dijo...

Qué buena historia...
Ahora entiendo por qué candombito te entierra en sus acordes.

Besitos.

Anónimo dijo...

para mi, mi casa es sinonimo de encierro.
gracias, se me ve la tirita del corpiño ja. Me gusta lo que veo acá, lo que pintás, me gusta mucho el arte.
Es imposible no sentirse observado en la playa, es una aglomeración infernal de gente, la odio.
un beso facu!

E * dijo...

Me gustó tu relato.
Qué bueno no tener que volver con esa señora de compañera *

Un beso o 2 !

El magnetista dijo...

Salir siempre nos deja algo: pasajes y caminos, caricias resentidas y perros amiglables. (Johansen mismo es una patada al alma, lo decimos lo que lo conocemos)....