jueves, 19 de septiembre de 2013

HISTORIAS NOCTURNAS

Escribir en las noches para que los seres que la habitan te susurren sus buenas historias enfermizas al oído. Como el viejo Gómez, que aprovechando su alzheimer se metía en el departamento de sus vecinitas sensuales, que siempre se paseaban en bolas. Otra breve historia es la que cuenta ese muchacho que no tiene nombre, pero si cargo militar, que orgulloso me decía que él había salvado al taxi de la ambulancia. No sabemos bien a qué se refiere, porque se escuchó una sirena y un sonido a choque violento. Acto seguido: saltar de la cama asustado. El taxi, según parece se hizo mierda, así que vaya uno a saber a qué tipo de salvación se refiere nuestro militar amigo.
Otras historias para no escuchar son las que cuenta el Dr. Sina, el cirujano plástico. Sina viene de: “sin anestesia”, así que se imaginarán que clase de cuentos cuenta el doctor. “Déjeme hermosa, doctor”, decían las pacientes. Luego de una cirugía sin la cantidad necesaria de anestesia, se encontraban horribles. El “doc” hacía retoques en sus narices con el fin de que se parezcan a sus animalitos preferidos. “Qué me hizo, doctor, parezco un cerdito”, lloraban las quejosas pacientes insatisfechas.
También está la loca de los novios. Es una muchacha que nunca se presentó, aunque le preguntamos infinidad de veces su nombre, nunca nos lo contó. Parece que no le gustaba hacerse conocer del todo. Cada loco con su tema. Le decíamos de esa forma porque cambiaba de novio como quien cambia de ropa interior. La cosa es así: empieza a salir con uno, se enamora, y da un prometedor futuro de felicidad. “Oh, mi hombre, gracias por quererme siendo fea”, “no sos fea, sos como los primeros rayos de sol de la primavera, radiantes y llenos de vida”. Gil.
Cuando ella se aseguraba de tenerlo bien enamoradito y agarrado de las pelotas empezaba a dejarlo. “Estás bien loquito, medio psicótico, busco otra cosa. Ninos.”
Una noche tuvimos una idea: hacer radio. Y así nació FM Intrasueño. Tenía su cortina musical y todo:


“Con pintadas que tiñen su piel,
ojos dorados que detienen el motor,

y una voz gruesa que cuenta
lo que pienso.
(Y, el general escondido tras el velo...)

Vuelta acá, despertar con luz azul
y mucho invierno.
Todo en perfecto silencio,
se corta el sueño.

Sabiendo que es sólo un momento.
Ojos miran fijo, tras el velo...
(dan interés, no temor...)

Y una voz gruesa que cuenta
lo que pienso...
Los engranajes dando cuerda...
la FM del intrasueño...”

Hablábamos de actualidad y cada uno tenía una columna con su especialidad. El Dr. Sina hablaba de salud, la loca de los novios de amor (aunque solía opinar de todo, ya que creía saber de todo), el General (sin nombre) trataba sobre el panorama internacional y el viejo Gómez de lo que podía. Yo era el conductor y lo hacía bastante bien pese a que nunca había conducido ningún programa.
Tuvimos éxito, pronto se corrió la bola del programa y aparecieron marcas con ganas de publicitar en nuestras tandas.
Ellos estaban chochísimos, yo feliz porque el programa crecía, pero no tanto por la plata de los sponsors porque el dinero en ese mundo no es el mismo que el que usamos nosotros, y ya no quedan casas de cambio para poder traerme alguito.
Me propusieron abrir una caja de ahorro en el banco del más allá, cosa de juntar lo que gane para cuando esté retirado de esta vida. Una especia de seguro para, el día que no esté en este mundo, tenga unos pesitos para empezar algún proyecto. Dicho y hecho. El futuro está allá.


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