Entonces me llamé a silencio. El que nunca te sentó bien. Porque
era un golpe al orgullo, despiadado que manejás junto al egocentrismo.
Es fácil hacer lo que plazca, fácil y sano, lo feo está en
el manejo de propiedades ajenas, elementos sensibles que son pertenencia de la
otra persona. La trampa tendida. Las dulces palabras para agregar a un servidor
más a la lista de virtuosos alimentadores de ego, para esos momentos de vacío
que aplacan tu carisma que igual no descansa, ya estaba listo.
Entonces el silencio fue paz. Divina, sanadora y, aunque el
paso del tiempo fue haciendo su deber, hay versiones crueles de situaciones
paralelas que dentro de su paralelismo comprueban el error de las personas que equívocamente
creen que hacen bien al confiar en el impulso provocado por los músculos
blandos que, supone, conducen al individuo a un estado de éxtasis emocional.
El golpe al orgullo del orgulloso y auto-proclamado sufrido
y antagónico ser de las divinas glorias luminosas humanas, golpea con fuerza
encantadora (no lo negaré, ni creo estar descubriendo nada) y concluye en el
despojo de las opiniones lindas y basadas en el pleno contexto vívido de la
historia que en verdad pasó en el cuento sin nombre.
Entonces el silencio, al que me llamé, fue convertido por vos en
palabras equivocadas, para que todos entiendan todo al revés, o sepan sucesos
muy lejanos a todo lo que en verdad aconteció en nuestro error.
La frase de los dos conejos es cierta y siguiendo su consejo
me he puesto en plena campaña de decisión obligada, pues entendí lo que quería
decirme el músculo blando. Nos equivocamos, elegimos mal, nos dejamos llamar
por el encanto de palabras jamás escuchadas y anhelos de eternidad. Y es
valeroso, aún pasado el tiempo darse cuenta del error, ya que no es tarde nunca
para ese tipo de cosas. Que quede en claro, que el error no fue seguir el
impulso, sino que el error fue el mismo motor del impulso.
Entonces me llamé a silencio. Y al comprender tales
equivocaciones inevitables o no, y aunque mi silencio diera lugar a ruidos que
evocan mentiras para tapar el propio fracaso en el ego del orgulloso, seguiré
en mi silencio divino, sanador.
La palabra es una herramienta, y como todo, el humano la usa
(para) bien o (para) mal.
1 comentario:
Deseo de corazón que el año 2013 traiga para ti mucha salud y amor. Trabajo naturalmente y seas muy feliz,
Un fuerte abrazo.
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